martes, 4 de marzo de 2008

Enchiladas verdes y las cervezotas en Munich



En esta ocasión vamos a preparar una delicia. Vamos a atrevernos con un poco de picante. Vamos a cocinar unas enchiladas verdes. Se le llama enchiladas a todo aquel pollo o carne de res que esté envuelto en una tortilla de maíz y que esté rodeado por una salsa.

Ingredientes:

1 bolsa de tortillas de maiz (OJO, no de harina de trigo, DE MAIZ, las venden en el Carrefour)
1 lata de Salsa Mexicana Verde “La costeña” (la venden en el mismo super)
1 pechuga de pollo
250 gramos de queso fresco
1 lata de nata para cocinar “La Lechera” de Nestlé
1 manojo de cilantro
Cebolla picada
Aceite de oliva para freir
Sal al gusto

Preparación:

Ponemos a calentar el aceite en una sarten. Ya que esté bien caliente vamos a freír ligeramente, es decir meter y sacar rapidamente las tortillas, una por una. Una vez ligeramente fritas, se ponan a escurrir para que se les quite el exceso de grasa.

En el mismo aceite que quedó freimos la pechuga hasta que quede bien cocida, se agrega sal al gusto. La retiramos del fuego y esperamos a que se enfrie un poco. Se deshebra.

Vamos a rellenar cada tortilla con el pollo deshebrado (serviremos 3 enchiladas por plato). En el mismo sarten y con el mismo aceite, vamos calentarlo de nuevo. Vamos a vaciar media lata de la salsa verde, y agregaremos en proporción, el doble de agua. Es decir, si agregamos 50 mililitros de salsa, agregaremos 100 mililitros de agua, esto es para que no les pique mucho. Vamos a dejar freir esta salsa un par de minutos. Una vez que que esto ocurra, se agrega sobre las tortillas enrolladas que tenemo en el plato. Encima pondremos el queso, la nata (que previamente pusimos en el frigo para que espese), la cebolla y el cilantro.

¡A comer!

Munich, o la vida con una cervecita es mejor y si es una cervezota, pues mas.



Esta es una muy bonita historia. Era mi primer viaje a Europa, viajaba con una amiga australiana y entre otras ciudades habíamos decidido ir a Munich. Llegamos un domingo por la tarde. El cielo estaba muy nublado y no había nadie por las calles. Llamé por teléfono a la amiga de una de mis amigas que vivía ahí, pero no podía recibirnos porque acababa casi de dar a luz. Me dijo que los domingos todo estaba cerrado, así que podría visitar la ciudad hasta el día siguiente. Estabamos tristes, con frío y hambre. Dejamos nuestras cosas en el hotel, caminamos mucho buscando un lugar para cenar. De pronto, vimos una especie de bodega alta y enorme de la que salían alegres notas musicales. Tan solo entrar era otro mundo, mesas y mesas de alegres comensales, música alemana a todo pulmón. Conseguimos una mesa y cenamos unas salchichas y puré de papa, sencillas pero ultradeliciosas. Después vino el postre un strudell de manzana sin igual. De pronto mi amiga australiana encontró algunos paisanos y los trajo a la mesa, junto con unos sudafricanos. Las cervezas empezaron a fluír. ¡Cervezas de un litro! Estabamos nada mas y nada menos que en la famosa Haubrahaus, una de las mas importantes cervecerías alemanas.



Yo recuerdo que nos hicimos grandes amigos como podrán apreciar en las fotos. Yo bebí dos litros y medio de cerveza y fuí capaz de guiar a mi amiga a nuestro hotel de regreso. Esa noche cenamos, bebimos, cantamos, bailamos y nos divertimos a lo grande. Años después nos seguíamos escribiendo con algunos de ellos, aunque nunca nos volvimos a ver.

Al día siguiente hicimos turismo en la Marien Platz, aunque la resaca era terrible, pero que recuerdos mas divertidos, caray!

No hay comentarios: